martes, 22 de diciembre de 2009

Machu Picchu Próximo viaje "octubre 2010"




El presente relato fue tomando cuerpo en mi mente, sin notas ni apuntes previos. Comencé a gestarlo desde el mismo momento en que aterricé en Cusco, y semanas después pude parirlo, no sin antes, haber pasado por momentos de desconcierto y melancolía.
Intuyo que creció con la paciencia de una fértil semilla, en cada caminata, en cada toma que congelaba la tecnología digitalizada de la máquina fotográfica, en cada palabra que intercambiaba con los lugareños, y en esos privilegiados momentos de soledad, que seguramente, no fueron tales.
Estando en esos lugares sagrados, de los cuales Machu Picchu es solo una muestra más, es imposible sentirse sola. A cada paso se percibe la soberana presencia de los espíritus de la montaña y la imponencia de la piedra brindando testimonio de una civilización sabia y digna de admiración. Lidiando con mi miedo a las alturas, atravesé los caminos sinuosos y escarpados, construídos muchos siglos atrás, por los verdaderos dueños de estas tierras. Percibí aquellos espíritus, acompañándonos cual benignas sombras, custodiando lo que saben propio, y no pude menos que tratar respetuosamente cada altar, cada templo, cada santuario visitado.

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